La persona que me hacía sentir niño no está, así que deje a mi niño dormido, para que no se ponga triste.
Quería jugar hoy e ir caminando con el de su mano, pero un día esa persona dijo que ya no, que no quería jugar más con él, así que se puso muy triste, por ello, lo arrope, lo mande a la cama, lo acosté y lo arrulle para que durmiera; se que así, a pesar de que sigue triste, podrá descansar un poco, podrá olvidar; tengo la última esperanza, que un día que despierte, no me pregunte insistentemente “¿Puedo verlo?”, porque me lleno de pesar, de tenerle que responder “no, hoy no puedes verlo”.
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