jueves, 5 de julio de 2012

Rebeldía

1:

La maestra anunció al grupo -Todos irán a marchar el próximo miércoles, así que avísenle a sus papás-, solo un niño levantó la mano y la maestra le asintió para que interviniera -Maestra, ¿Por qué debemos ir a marchar con el calor que hace y con uniforme?-, la maestra sorprendida miro al niño fijamente y respondió -Porque es algo que se tiene que hacer-, el niño insatisfecho vuelve a preguntar ahora sin pedir permiso -Pero, ¿Por qué tenemos que marchar?- la maestra ahora con molestia por el niño que la increpó solo respondió cortante -Porque si y ya-.

Terminando clases el niño se fue directo a la oficina de la directora, la conocía, la miró y le dijo -Maestra, no quiero ir a marchar-, la directora lo miró de vuelta extrañada y le preguntó -¿Por qué?-, el niño respondió con rapidez, -Por eso, porque nadie me dice porque-, la directora no supo que hacer, así que solo lo llevo a la salida para esperar platicar con la madre del niño. Mientras en niño estaba afuera de la oficina de la directora, la discusión entre la directora y la madre se alargó, después de alegatos de la directora en favor de que ese niño fuera a la marcha, la madre con sentencia fuerte dijo -Pues él no va a querer mientras no le explican y como es mañana, pues no va a marchar, así que ni se atrevan a reprobarlo por eso-, la madre salió, se despidió de la directora como amigas, ambas eran maestras, el niño caminó con su madre y se fueron con tranquilidad. Y si, lo que nadie le dijo al niño es que era el día de la bandera y por eso marchaban por el pueblo, para él era solo quemarse con el sol y que probablemente tendría jaqueca y le sangraría la nariz.

2:

El niño es ya adolescente. En la clase de antropología de su preparatoria era 2 de octubre , el avejentado profesor mira hacía la ventana mientras sus alumnos terminaban de copiar a sus libretas el largo texto que el profesor escribió con gis. El profesor tose con fuerza para llamar la atención de los alumnos y los sentencia con seguridad -Seguro van a marchar esos revoltosos otra vez, como en el 68, pero eran solo mugrosos delincuentes y comunistas, que desgracia que ahora tan jóvenes como ustedes los hayan manipulado-. El adolescente se molesta, su cara esta enrojecida y habla sin permiso del profesor -Eso no es cierto, ellos marcharon y protestaron contra la represión-, el profesor que llevaba décadas en aquella preparatoria respondió con severidad, -Esas son mentiras de comunistas que quieren sabotear a México-. La discusión del adolescente y el profesor se amplió en argumentos, mientras el alumno narraba historias de esos años, el profesor solo usaba adjetivos y constantemente mandaba a callarlo, el no lo hizo, el profesor retó -Si me demuestras esas tonterías en la clase no te repruebo- el adolescente sin duda respondió -Mañana en clase me gano mi calificación-.

El día siguiente era efervescencia en todos los salones, aquel adolescente reto al profesor, sus amigos le decían que no siguiera en su campaña porque lo iban a reprobar, el no hizo caso, ausente de modestia les decía -No me preocupa, yo tengo la verdad-, por dentro él temblaba y temía. Llego la hora, el profesor entró al salón y el adolescente ya tenía fotografías impresas, revistas y libros del 68, el profesor miro, se sentó, vio las revistas de reojo y con notorio desprecio, el profesor parecía ya no molesto, sólo altivo, -Joven, siéntese, vamos a seguir con la clase-, el adolescente no se sentó, -¿Por qué? ¿No deberíamos discutir esto?- el profesor lo miró de reojo, -ya tiene su calificación, siéntese- el adolescente se sentó, todos quedaron en silencio por el final anti-climático, pero él, estaba sonriendo. Lo que el profesor nunca supo es que ese adolescente era hijo de un ex prisionero político del 68 que estuvo recluido en Lecumberri.

3:

Ese adolescente es ya un adulto joven. Amaneció el lunes 2 de julio de 2012 con decepción, las cifras eran terribles para él. Hizo lo que todas las mañanas, se sirvió su café que su madre hacía con canela, miro las noticias en el televisor y el hasta entonces ganador de la contienda disertaba su discurso ante un auditorio ansioso y exacerbado de alegría, escucho y solo dos frases recordó, "México Ganó" y "Convoco a la unidad nacional". Entonces ese joven se dijo a si mismo la pregunta ¿Por qué México ganó?, esa pregunta no fue respondida para él satisfactoriamente por el hombre monologo de vacíos. El joven se pregunto ¿Por qué debo unirme con quien no coincido?, el monologo solo decía que era que él era bueno para México. Esta vez no había ganado, pero nunca le explicaron porque, pero sabía que tenía una verdad y era que oponerse era lo correcto.

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